Getafe (EFE).- El Málaga se dio un homenaje a costa del Getafe (0-2), que no pudo hacer nada ante un rival comandado por el trío formado por Rondón, Quincy y Eliseu, auténticos protagonistas de una noche perfecta para los andaluces.
El equipo que dirige Jesualdo Ferreira tiene muy buena pinta. Sabe lo que hace y a lo que juega. Además, tiene tres jugadores arriba muy peligrosos. Sobre todo Quincy y Rondón, dos fichajes que pueden dar mucho que hablar. Hoy lo hicieron.
Pese a la igualdad que se podía presumir antes del duelo, ésta desapareció desde el principio. Getafe y Málaga saltaron al terreno de juego con un guión parecido. Ambos clubes se encontraban en una situación cómoda en la clasificación. En algún momento de las tres jornadas anteriores, los dos habían mostrado su mejor y su peor cara. Uno de los dos tenía que dar un salto de calidad para crear buenas expectativas.
Por buen juego, no lo hizo ninguno. Por lo menos, en los primeros 45 minutos. En todo caso, el Málaga saltó al césped con mejores sensaciones. Parecía mejor plantado sobre el campo, con la lección muy bien aprendida de lo que tenían que hacer para crear problemas a su rival.
La consigna era dejar jugar un poco al Getafe, no demasiado, y presionar la salida del balón de los hombres de Míchel. Pero sólo en cuanto éste pasara el centro del campo. Con esas instrucciones, Javier Casquero y Derek Boateng, los encargados de crear juego en el conjunto "azulón" sufrieron para encontrar ideas. Y con tres "búfalos" en la punta de ataque como Quincy, Rondón y Eliseu, el peligro estaba servido. Son fuertes, muy rápidos y habilidosos. La defensa getafense sufrió mucho para contener las acometidas del trío.
Tuvo que ser Jordi Codina, el encargado de dar vida al Getafe con sus intervenciones. Primero, paró un mano a mano a Quincy. El rechace, lo recogió Apoño para marcar el primero, pero "Cata" Díaz salvó el gol debajo del larguero. Minutos después, sacó una manopla para desviar un disparo de Rondón, que delante de Codina no dio en la diana.
Entre medias, el Getafe sólo inquietó con disparos desde fuera del área. No había ideas para llegar hasta el final y sólo daba señales de vida desde lejos. La oportunidad más clara la tuvo Javier Arizmendi, con un disparo envenenado desde la esquina del área. Pero el portero Rubén Martínez, debutante en Primera, pasaba por allí para amargar al delantero madrileño, en racha con dos goles seguidos a Levante y Deportivo.
No hubo mucho más. Los jugadores de ambos equipos se fueron al vestuario con diferentes sensaciones. El Getafe quería pero no podía, mientras que el Málaga podía pero no quería. Los pupilos de Jesualdo Ferreira podían pagar su inocencia de cara a la portería rival. El Getafe, es experto en mostrar dos caras en un mismo partido, y la segunda parte podría servir como una redención a la regular imagen que habían ofrecido en el primer acto.
Pero por primera vez en la temporada, en vez de reaccionar, bajó su intensidad y lo pagó caro. En los primeros compases de la reanudación, Rondón se deshizo de "Cata" Díaz y esta vez no falló delante de Codina. El venezolano marcó su segundo gol en la Liga Española, terminando la jugada con un zurdazo luego de una excelente escapada en la que se impuso por fuerza y potencia al central argentino al minuto 54.
Las desgracias no acabaron ahí para el Getafe. El segundo tanto llegó de forma ridícula, con un falló estrepitoso de Codina, que midió mal en una salida. Eliseu mandó un balón al poste con una vaselina y Rafa, en el rechace, hizo penalti al mismo jugador. Eliseu no perdonó y sentenció el partido.
Míchel sacó toda la artillería que tenía disponible. Víctor y Albín entraron al campo, pero ya era demasiado tarde. Aunque los números se igualaron con la expulsión de Jesús Gámez, el Getafe fue incapaz de reducir distancias. Cedió tanto terreno, que incluso pudo marcharse del campo con una goleada de escándalo. Quincy y Rondón, dos "bestias" físicas con mucho talento, pudieron hacer un serio roto a la escuadra madrileña.
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