Desde que LeBron James se incorporó al Heat de Miami, le dijeron que era un traidor, le cuestionaron si tiene suficiente ambición como competidor y le aseguraron que cometió un error en cuanto a sus finanzas.
Nada de eso le quita el sueño. Ahora bien, el astro admite que las dudas sobre su figura le sirven como inspiración.
"Tengo mucha motivación", dijo James.
Eso debe entusiasmar a los seguidores del Heat. En su nuevo uniforme y sentado al lado de sus compañeros Dwyane Wade y Chris Bosh, James habló el lunes en la víspera del primer entrenamiento con su nuevo equipo.
El Heat, según dijo, "se encargará en la cancha de tapar bocas".
James firmó el 9 de julio un contrato por seis años y 109,8 millones de dólares con Miami, un día después de anunciar en un programa especial de televisión que se marcharía de Cleveland. Desde entonces, el dueño de los Cavaliers, Dan Gilbert, ha dicho que James se dio por vencido, los rivales cuestionaron su competitividad y el propietario de los Mavericks de Dallas, Mark Cuban, consideró que James perpetró "la más grave humillación pública en la historia del deporte".
"Es un jugador muy motivado ahora", aseguró el entrenador del Heat, Erik Spoelstra.
El Heat comenzó a entrenar el martes en Hulburt Field, una instalación de la Fuerza Aérea en el brazo territorial de Florida. En la noche que firmó el contrato, James pronosticó que Miami ganaría múltiples títulos, encabezado por él mismo, Dwyane Wade y Chris Bosh.
Su opinión no ha cambiado desde entonces. Cuando se le preguntó si el Heat fracasará en caso de que no consiga el título, James respondió tajante: "No habrá fracaso, pero sí título".
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