jueves, 2 de diciembre de 2010

'Queen' James vuelve a casa



"Me llevo mi talento a South Beach". Tras semanas de especulaciones, uno de los agentes libres más cotizados durante el pasado verano en la NBA tomó la decisión más esperada por todos. Fue el 8 de julio. 
Para ello, LeBron James, sabedor de su tirón mediático, escogió unos minutos del preciado 'prime time' en un programa de la ESPN para dilucidar las dudas y decidir que abandonaba Cleveland para fichar por los Miami Heat, seis años a razón de casi 84 millones de euros, en busca de una vida mejor. De esta manera, dejaba plantada en el altar a su novia de toda la vida tras siete años de felicidad sin medida y decidía emprender una aventura lejos de casa con el fin de poner lo antes posible la guinda, en forma de anillo, al pastel.
Las reacciones no se hicieron esperar y el que era considerado un héroe en la ciudad más poblada de Ohio pasó a ser el peor de los villanos. Con el Presidente Dan Gilbert a la cabeza, todos los buenos sentimientos se transformaron, de la noche a la mañana, en rencores y malos deseos para el "traidor, cobarde, desertor y narcisista" de LeBron. Esos sólo fueron algunos de los piropos que espetó Gilbert en un escrito con el único propósito de caldear los ya de por sí ardientes ánimos de los aficionados de los Cavaliers. Los 100.000 dólares (76.174 euros) de multa impuestos por el Comisionado de la liga, David Stern, cuatro días después de desatar su ira eran lo de menos. La ocasión lo merecía debió pensar el millonario propietario de la franquicia.
La rabia y la impotencia de perder a su buque insignia llevó a quemar camisetas, pósters y banderas con la imagen del hombre en torno al cual se habían depositado todas las esperanzas de una ciudad desde que fuera elegido, con 18 años y recien salido del instituto, en la primera posición del draft de 2003. En estos siete años, la alegría y la consonancia fueron las notas predominantes, cambiando el devenir de uno de los equipos más discretos de toda la NBA. Hasta que apareció él, para llevarles en 2007 a jugar la primera final de su historia, dejando en un segundo plano el 4-0 de los Spurs.
Aquel chico que nació y se crió en los barrios más marginales de Akron, localidad situada a escasos 65 kilómetros de Cleveland, veía como era condenado sin complejos ni contemplaciones por sus paisanos; como le hacían desaparecer de sus vidas. Pero a sus casi 26 años y muchas tablas en esto, el jugador más joven en la historia en alcanzar la mágica cifra de los 10.000 puntos lo tenía claro: quería conseguir un anillo. Harto de noches de recitales individuales que le llevaron a ser el MVP de las últimas dos temporadas regulares además de rookie del año en 2004 o a participar en seis ocasiones en el Partido de las Estrellas (dos MVP's, en 2006 y 2008 incluidos) entre otros reconocimientos, King James quiso irse con la música a otra parte.
Su deseo de repetir la emocionante historia vivida en el High-School de St. Vincent-St. Mary's que recoge el documental 'More than a game' le llevó a Florida donde se unió a Dwyane Wade y Chris Bosh, otros dos de los jugadores con el cartel de mediáticos, para formar un nuevo 'Big Three' en la historia de la NBA. En aquel momento se llegó a hablar de una posible dinastía Heat, a imagen y semejanza de Los Lakers del 'Showtime' en los ochenta o los Bulls en los noventa. Un proyecto ganador que tras 18 encuentros disputados suscita más dudas de las previstas.
LeBron ha perdido la sonrisa. Más aún cuando los palos le llegan desde todos los frentes. Todo parece una gran conspiración contra uno de los personajes más odiados en Estados Unidos. Desde un hombre que apunta ser su padre biológico, los supuestos escarceos amorosos de su madre con Delonte West, ex compañero de LeBron en los 'Cavs', incluso los suyos propios con la 'celebrity' Kim Kardashian.
Y todo a menos de 24 horas de que LeBron y los Heat visiten por primera vez desde que cambiara el '23' por el '6' y pusiera rumbo a Miami a los Cavs. Será a las 2.00 (hora española). Los hervideros baloncestísticos no hablan de otra cosa: ¿Qué le espera?; ¿Cómo será recibido?; ¿Se atreverá a realizar su famoso ritual de lanzar el talco antes del comienzo del encuentro?
No será la primera, y probablemente tampoco la última, ocasión que un jugador vuelve a casa tras dejar una importante huella en otra franquicia. Sin ir más lejos, Shaquille O'Neal volvió a Orlando tras firmar con Los Angeles Lakers como agente libre en 1996 y el 'Gordo' quien regresó a Philadelphia después de que en 1992 el propio jugador solicitara ser traspasado a los Phoenix Suns. Ambos aseguran mostrarse "expectantes" al recibimiento. El actual pívot de los Celtics, quien también se apeó del tren de los Cavaliers, tiene claro que "responderá bien y tendrá un buen partido". Por su parte, el ex jugador y controvertido comentarista de la TNT, que ya virtiera fuertes críticas sobre la decisión de James durante el verano, ha añadido: "Espero un recibimiento hostil pero espero que no llegue a más. A mí en Philadelphia me recibieron con una ovación de un minuto. Está claro que no ocurrirá lo mismo con LeBron".
Las partes implicadas han intentado rebajar la tensión y desde Cleveland, de nuevo en boca de Dan Gilbert, se han mostrado de lo más conciliadores. "No me gustaría ver a nadie hacer algo que no debiera hacer. La gente expresará sus sentimientos y emociones pero espero que no pase de ahí". Mientras, el protagonista mantuvo, horas antes de jugar contra los Pistons el partido de la pasada madrugada, un tono de respeto, nostalgia y añoranza por la que fue, y sigue siendo, su casa. "Pienso que va a ser muy emotivo para mí", señaló James. "Tengo muchos y grandes recuerdos de esa ciudad. Muchos de ellos, en momentos buenos y malos y los logros que he conseguido en mi vida, puedo agradecérselos a esa ciudad". LeBron siempre dejó claro días después de firmar con los Heat no tener reparo en volver algún día a Cleveland. "Si existiese una oportunidad de retornar y esos fanáticos me recibiesen bien, sería una gran historia".

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