Keith “The Boss” Closs como le gusta que le llamen es un pívot egresado de la universidad de Central Connecticut State University, un programa modesto que de hecho solo ha podido entrar al torneo de la NCAA en tres ocaciones (2000, 2002, 2007). Cuando llegó Closs, los Blue Devils nunca habían logrado un balance positivo en Division 1 y venían de sumar sólo 4 victorias y 22 derrotas en la campaña anterior. A punto de perder su cargo por presiones y malos resultados, el entrenador en jefe Mark Adams leyo sobre de un jugador de un instituto de California que medía 2 metros 17 centimetros y que estaba interesado interesado en acudir a Central Connecticut State ya que había nacido en Hartford y tenía familia en la zona. Pero había un motivo para que un jugador de esa altura estuviera en la orbita de una universidad de tercer nivel y era que Keith Closs sufría de síndrome de déficit de atención, y durante su penúltimo año en el High School un enfrentamiento con el entrenador provocó su expulsión del equipo de baloncesto, por lo que el jugador dejó de asistir a las clases. Parecía poco probable que consiguiera graduarse en el instituto, pero un nuevo entrenador y un régimen especial de clases de apoyo consiguió que Keith Closs aprobara su último de estudio colegial mientras en el tabloncillo promediaba 19 puntos, 17 rebotes y 8 tapones por partido.
A pesar de sus problemas varias universidades se habían interesado por él, así que el entrenador Adams recurrió a medidas desesperadas: el padre de Keith Closs cumplía condena en una cárcel de Connecticut, y Mark Adams tiró de sus contactos para conseguir que el jugador pudiera visitar a su padre por primera vez en cuatro años. Al salir de la cárcel, Keith Closs firmó la “carta de intencion”. Durante su primera temporada, en 1994-95, Closs fue el máximo taponador de la NCAA y rompio el récord de tapones por un jugador de primer año, que hasta entonces era propiedad de Shawn Bradley. Sus promedios de 10.2 puntos, 7.4 rebotes y 5.3 tapones por partido pero numeros que no mejoraron demasiado el récord del equipo (pasaron de 4-22 a 5-18), pero sí hicieron que fuese escogido en el quinteto ideal de rookies de la Mid-Continent Conference en 1995. La temporada siguiente fue elegido para el quinteto ideal de la conferencia, y sus números aumentaron a 13.5 puntos, 9.3 rebotes y 6.4 tapones por partido, lo que suponía batir el récord de la NCAA en tapones que poseía David Robinson. “Unete a la fiesta de tapones”, anunciaba una enorme pancarta en el Detrick Gymnasium (Hogar del equipo de baloncesto), y la marca final de 13 victorias por 15 derrotas era el mejor balance de los Blue Devils desde su ascenso a Divison 1.
En el transcurso de 1997 mientras esperaba su gran oportunidad en el draft, Keith pasó la temporada 1996-97 con los Norwich Neptunes, un equipo profesional de Connecticut que formaba parte de la poco publicitada ABA (Atlantic Basketball Association) con los que promedió 12 puntos, 6 rebotes y 5 tapones por partido. Pero, su paso por los “tryouts” y campus pre-draft, principalmente de los Boston Celtics, fueron un completo fracaso. Quienes evaluaron a Closs probablemente lo recuerden por su extraña contextura, un cuerpo de casi 2.20 de estatura con de 90 kilos de peso. Su falta de músculo provocaba comparaciones con Manute Bol. Pero ademas sus problemas de falta de atención despertaban recelos entre los ojeadores. Para su gran decepción, Keith Closs no fue elegido por ningún equipo de la NBA en el draft del 97.
Los Angeles Clippers habían terminado la temporada 1996-97 en puestos de playoffs y una de las posiciones más débiles era el puesto de pívot, que desde que Brian Williams se negara a renovar estaba cubierto de manera circunstancial por dos ala-pívots voluntariosos como Loy Vaught y Lorenzen Wright. Con la retirada de Kevin Duckworth, el único puesto cinto de la plantilla era Stanley Roberts, que apuraba las últimas temporadas del megacontrato que le firmaran años atrás los Orlando Magic para evitar que fichase por los Dallas Mavericks (el motivo por el que los Magic no querían que Roberts se fuese a Dallas se me escapa, entonces y ahora). A pesar de algunos momentos de brillo fugaz, la carrera de Stanley Roberts en Los Angeles se había visto marcada por los problemas de sobrepeso, lesiones y faltas de disciplina, que ese verano culminaron en un enfrentamiento público con el entrenador Bill Fitch. En un clásico traspaso “yo te doy mi problema a cambio de tu problema”, los Clippers enviaron a Stanley Roberts rumbo a Minneesota y recibieron a cambio a Stojko Vrankovic, cuyo paso por los Wolves se había saldado con un rotundo fracaso.
Mientras, los Lakers también andaban buscando un sustituto para el pívot Travis Knight, que acababa de fichar por los Boston Celtics después de una temporada de novato sorprendentemente efectiva. Uno de los candidatos para llenar ese puesto era Keith Closs. De hecho jugo la NBA Summer League de 1997 junto a un imberbe Kobe Bryant . “The Boss” se convirtió en la gran revelación de la liga de verano, promediando 11.6 puntos, 7.3 rebotes y 4.4 tapones por partido. Los Lakers le ofrecieron un contrato, y para un joven criado en California como Closs se trataba de un sueño hecho realidad. Pero esa realidad incluía que los Lakers sólo podían ofrecerle el salario mínimo, y para entonces había otros equipos interesados en sus servicios. Los Portland Trail Blazers lo invitaron a su equipo para la Rocky Mountain Revue, otra liga de verano, donde formó pareja interior con el joven Jermaine O’Neal.
La prensa publicaba comentarios elogiosos de entrenadores y ojeadores, que destacaban no sólo su capacidad anotadora sino también su movilidad e incluso un de gancho que se había sacado imitando a su ídolo Kareem Abdul-Jabbar. Lakers, Blazers, Celtics, Nuggets, Sonics, Wizards detrás de el y Los Clippers tenían que darse prisa si querían asegurarse sus servicios, así que el 8 de agosto de 1997 renunciaron a sus derechos sobre el agente libre Malik Sealy y usaron ese espacio salarial para firmarle un contrato a Keith Closs por cinco temporadas y 8.5$ millones de dólares. Millones, para la epoca se trataba de un contrato tan desorbitado como el de Kevin Garnett, y en el vestuario de los Clippers cayó como un valde de agua fría que se le firmara un contrato de cinco años y más de millón y medio por temporada a un jugador que no era nadie, que había pasado fugazmente por una universidad de tercera categoria y cuyo único mérito residía en una buena liga de verano con los Lakers.
El debut de Keith Closs en un amistoso contra los Vancouver Grizzlies sirvió para acallar algunos rumores gracias a su buena actuación con 11 puntos, 13 rebotes y 4 tapones. Durante los primeros meses de liga, el pívot ofreció algunos destellos de auténtico potencial NBA, como su enfrentamiento contra Dikembe Mutombo y los Hawks, o contra los Lakers aprovechando la ausencia de Shaquille O’Neal. Pero su rendimiento global fue deficiente, confirmando la impresión de que en el mejor de los casos se trataba de un jugador muy verde que necesitaría tiempo y trabajo para poder contribuir al equipo con regularidad. Con su aspecto desgarbado, su falta de peso, sus pecas y sus llamativos peinados Closs se convirtió en objeto de burla para los aficionados, que aplaudían por igual sus ocasionales tapones como los mates estruendosos que le propinaban los rivales. Tampoco ayudaban sus faltas de disciplina y sus problemas de actitud, Closs faltaba a algunos entrenamientos, y lo arreglaba con declaraciones a la prensa en las que manifestaba una fe en sí mismo que no se había visto en la liga desde los tiempos de Jawann Oldham. “The Boss” especulaba públicamente sobre su sueño de tener una carrera NBA a la altura de Abdul-Jabbar y afirmaba que sus números se dispararían si pudiera gozar de minutos con regularidad, lo cual aumentaba la hilaridad de los aficionados que habían podido contemplar sus movimientos sobre la pista. Años después, Keith Closs declaró a la revista SLAM que había tenido problemas con la bebida desde muy joven, y que el alcoholismo había empeorado su situación en los Clippers.
En cualquier caso, el bajo rendimiento de Vrankovic y la falta de madurez de Closs significaban que el equipo seguía teniendo un serio problema en el puesto de cinco a pesar del dinero gastado ese verano. Ambos aportaban tapones, pero nada más; su falta de velocidad los hacía vulnerables en defensa, apenas aportaban en ataque y eran uno de los motivos de que los Clippers se vieran permanentemente superados en rebotes. Con el equipo en caída libre, los Clippers necesitaban a Isaac Austin. Ike Austin era un jugador poco conocido que había pasado fugazmente por la NBA antes de viajar a ligas europeas . Los Miami Heat lo habían repescado como suplente de Alonzo Mourning, y en su segunda etapa en la NBA su rendimiento había sido sorprendente. Mourning se lesionó la rodilla al comienzo de la temporada 1997-98, y Austin se convirtió en la gran sorpresa del año al promediar casi un 20-10 como pívot titular. Pero Ike Austin terminaba contrato y los Heat no disponían de espacio salarial para renovarle, así que cuando Mourning se recuperó intentaron buscar un traspaso que no era fácil ya que los demás equipos temían que el pívot fichara por el mejor postor al finalizar la temporada. En su desesperación, los Clippers no podían permitirse el lujo de ponerse exquisitos, y obtuvieron a Ike Austin a cambio del escolta Brent Barry. Con la llegada de Austin el equipo consiguió por fin un pívot productivo, y Keith Closs se vio relegado al fondo de banquillo junto a Vrankovic.
Cuando se resolvió el cierre laboral de 1998, muchas cosas habían cambiado en los Clippers. Chris Ford había reemplazado a Bill Fitch en el banquillo, Ike Austin había fichado por los Magic, y los Clippers habían escogido con el número uno del draft a Michael Olowokandi. El estilo de juego de Ford casaba mal con pívots altos y lentos como Vrankovic y Closs, y además los Clippers estaban dispuestos a dar minutos a su flamante número uno, así que Keith Closs apenas pisó el parqué en la temporada 98-99. El único aspecto positivo fue que el equipo contrató al legendario Kareem Abdul-Jabbar como entrenador personal para Olowokandi. Para Keith Closs, que usaba el número 33 y que citaba como su libro favorito, fue la oportunidad soñada para trabajar con su ídolo, aunque los resultados no fueran muy evidentes.
Las cosas mejoraron al año siguiente, cuando volvió a la FILA Summer Pro League con mejor actitud y dispuesto a trabajar para levantar su carrera. A pesar de varios desencuentros públicos con el entrenador y un paso por la lista de lesionados para ver si era capaz de ganar algo de músculo, Keith Closs se asentó como suplente de Olowokandi y volvió a jugar minutos con regularidad. Pero era el final para “El Jefe”. El nuevo entrenador Alvin Gentry quería reconstruir el equipo sobre la base de jóvenes como Lamar Odom o Darius Miles, y además los Clippers acababan de obtener en un traspaso al veterano pívot Sean Rooks para que diera descanso a Olowokandi. Keith Closs fue desterrado a la lista de lesionados por lo que se llamó “falta de condición física”, y al terminar la temporada fue cortado el verano del 2001 cuando aún le quedaba un año de contrato.
Keith Closs pasó el verano con los Pennsylvania Valley Dawgs de la USBL, y en agosto firmó por el equipo de italiano New Basket Napoli. No convenció a sus responsables, y sin llegar a debutar en competición oficial fue sustituido por Andre Hutson. Luego formó parte de los Harlem Globetrotters en la temporada 2001-02, y durante los años siguientes fue pasando de equipo en equipo por las ligas menores de EEUU, con etapas en la ABA (Detroit Motown Jammers, Orange County Buzz, South California Legends, Buffalo Silverbacks), CBA (Rockford Lightning, Gary Steelheads, Butte Daredevils) e IBL (Detroit Pros). En 2007 su nombre volvió a sonar cuando los Tulsa 66ers lo escogieron en la quinta ronda del draft de la NBA D-League. No lo hizo mal en la Development League, y consiguió un contrato en China con los Running Bulls de Yunnan Honghe como compañero de Gabe Muoneke. Actualmente compite en ligas locales de California como la JBL Pro Am League, formando parte de equipos llamados “Delta Jammers Play2Win” o “Santa Barbara Breakers” donde el único aliciente es ser compañero de Kareem Abdul-Jabbar Jr, el hijo de su ídolo. Keith Closs afirma que ha controlado su problema con la bebida y que acude regularmente a las reuniones de Alcohólicos Anónimos.
Para el 2015 Keith Closs se mostro rehabilitado al 100% y como uno de los mejores reboteros de la afamada liga de verano Drew League donde compitió con el “Baron Davis Team” lo cual llamo la atención de la federación de EEUU y lo llamo para formar parte del plantel que actualmente se encuentra jugando la edición 37 de la Williams Jones Cup en Taiwan.
Con esta historia quiero puntualizar que a veces tener las condiciones para ser estrella en un deporte no lo es todo; valores como actitud, disciplina, pasión por el deporte, respeto al fanatico y profesionalismo ocupan un alto porcentaje en la pirámide de vida de todo atleta. “El Jefe” pudo haber sido pero no fue, de ser el nuevo Manute paso a jugar en ligas regionales en Los Angeles, de ganar millones de dólares paso a pedir limosnas en el Staples Center, de jugar ante 20 mil personas todas las noches paso a jugar ante 300 en la Drew League cada verano.